domingo, 2 de noviembre de 2008

No se olvida ...la necedad




Año con año, desde hace una década, recuerdo que se conmemora uno de los sucesos más infames e ignominiosos de la reciente historia de México. La primera vez que me enteré de ese hecho histórico, punto de inflexión en el devenir de la vida en nuestro país, tenía alrededor de 15 años de edad. Nunca antes había sabido nada al respecto, en parte por mi corta edad y el poco interés que mostraba hacia las cosas públicas, y también, el sigilo con el que durante tres décadas se trató el tema. Recuerdo que cuando se reveló a mi reducido entendimiento los cruentos acontecimientos, sentí una profunda sacudida y simpaticé de inmediato, como el rebelde adolescente que era, con la heróica causa -que paradógicamente ignoraba casi por completo- que defendieron los integrantes del movimiento estudiantil del '68, y pretendí identificarme plenamente con su ideología. En fases de la vida como ésa, en que uno busca su propia identidad, y con ello la pertenencia a un determinado grupo, fue decisivo el descubrimiento de un hecho de tal importancia (la cual, en ese momento no pude dimensionar). Pero nada más pasado el mes de octubre, que es el que se habla en los medios de comunicación sobre el tópico, terminó mi inquietud, solo para volverse a recuperar en los mismos periodos de los años siguientes.

Hace exactamente un mes se cumplió 40 años de la matanza de Tlatelolco, ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas, en el Distrito Federal, el 2 de octubre del año 1968. Pasaron diez años desde que tuve un primer acercamiento a los hechos. Aun cuando hace relativamente poco tiempo me propuse indagar cuáles habían sido las causas del movimiento y cómo se había desarrollado propiamente la masacre, siempre me causó indgnación, pues representó la más violenta y desproporcionada de las represiones de que se haya tenido noticia en mucho tiempo en México. Era algo así como los malos contra los buenos, con una aplastante victoria de los primeros. Seguramente era una percepción maniquea del problema, mas era la única que podía concebir en esos entonces, hace diez años. Hace diez años, a la edad de 15.

Después de esa indagación, si se quiere superficial, de los acontecimientos del '68, pude conocer las causas del movimiento, sus objetivos, un quantum mucho más verosímil que el que proporcionaron en su momento las fuentes oficiales de las personas masacradas en la matanza, y de las que fueron confinadas por su sedición en las más oscuras mazmorras del Palacio de Lecumberri. Pude comprender un poco mejor la magnitud de lo sucedido y su importancia histórica.

Por lo anterior, que considero una legítima empatía con el movimiento estudiantil del 68, o cuando menos un aceptable, si bien elemental, conocimiento del mismo, llegan a causar una profunda indignación ciertas actitudes tomadas por algunas personas que se dicen contestatarias o, mucho peor atrevimiento, de izquierda. Individuos que con los más intrascendentes y mezquinos intereses, lucran con el movimiento a costillas de éste y sus mártires, lo aprovechan en beneficio de apetitos desmedidos de la más distinta índole.

En mis años como estudiante de licenciatura, cuando cursé la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, era común que los día 2 de octubre se armaran, cómo decirlo, manifestaciones de diversa naturaleza, supuestamente -ése era el pretexto- para conmemorar el movimiento y honrar a sus mártires y héroes. Así, había desde tocadas aisladas, hasta reuniones en que se leía algunas de las proclamas del Consejo Nacional de Huelga, fragmentos de textos relacionados con la matanza, aderezadas con la interpretación desde el ronco pecho de algunos de los participantes de las más cursis canciones de protesta. También había (seudo) poesía alusiva a los sangrientos sucesos. No faltaban, tampoco, las velas, mantas y demás ornamento como escenario del indignante ejercicio. Ah, y claro, lo llevaban a cabo en la noche, para que quedara, según sus propias palabras, más chido.

Si uno tenía la osadía de asomarse a esas ceremonias de la ignorancia y la pretención, podía percatarse de la presencia de estudiantes, casi en su totalidad, de las carreras humanísticas de la Universidad, con excepción de la de Derecho, conformada por gente más bien apática y aseada que ve con cierto asco (puramente estético, no intelectual) a las otras carreras humanistas, más cercana (no porque así deba ser, sino porque así es) al perfil del contador público o del administrador de empresas, que al del filósofo, historiador o politólogo. Las carreras de Letras Hispánicas, Historia, Sociología, Filosofía y Ciencias Políticas se encontraban representadas en tales actos. Los estudiantes de estas disciplinas, que casi por definición se conciben como progresistas, rebeldes, anti-stablishment, subversivos, insurrectos y de izquierda, eran los protagonistas de tan penosas actividades que no hacian más que revelar su honda ignorancia, su lastimera superficialidad y su índole innegable de lo que los angloparlantes llamarían poser.

Siendo los estudiantes que se supone más profundos e intensos, con mayor compromiso con las causas sociales y bla, bla, bla, son los que llevan a cabo numeritos de esa calaña, que llevan implícito el desconocimiento histórico que en un estudiante de administración, de relaciones industriales o de contaduría, sería comprensible, pero que en un educando adscrito a las ciencias sociales resulta inadmisible.

Durante mi estancia en la universidad, pude ver que año con año se llevaba a práctica la misma necedad, así que presumo, con base en el experiencia y en mi pesimismo casi metódico, que durante años posteriores, incluso el actual, se ha seguido perpetuando. Ahora que poco o nada me involucro en la vida estudiantil de la U.A.A., me he podido percatar de que el mismo ímpetu por la pose y el mismo oportunismo se ejerce fuera de las aulas. El pasado 2 de octubre de 2008, en la Plaza de la Patria o Plaza de Armas (nunca he sabido a ciencia cierta cuál es realmente su nombre) de esta ciudad de Aguascalientes, había una especie de tocada de unos jóvenes, que entre canción y canción "disertaban" sobre lo tocante al movimiento estudiantil del '68, y que interpretaba una música que dudosamente puede calificarse como rock, pero que pretendía, claro, serlo. Lo que hacía a su actuación alusiva al tema era solo eso, los comentarios entre canción y canción (las cuales, por lo poco que escuché, no tenían mucho que ver con el tema). Y ya, eso era todo. En el fondo, seguramente los ingenuos aspirantes a músicos debieron pensar que había sido un gran homenaje, e incluso por momentos habrán sentídose una parte del movimiento.

Me di cuenta de lo ocurrido en la plaza minutos antes de entrar al Teatro Morelos para presenciar una obra de teatro intitulada "El mañana nunca sabe", a la que un amigo me había invitado, pues se trataba de una puesta en escena de otro conocido de él, en este caso alusiva, también, a la nefanda represión acaecida el 2 de octubre de 1968. No sé en principio por qué fui, ya que esperaba lo peor: un ejercicio similar al que he condenado en párrafos que preceden. Pensé mal y acerté. La obra narraba la historia de dos hermanos que vivían en un departamento del edificio Chihuahua, adyacente a la Plaza de las Tres Culturas, un hombre y una mujer, al parecer mellizos, el primero de los cuales había sido herido durante el altercado. Solo estaban esos dos personajes, esperando que aparecieran sus padres, que habían salido no recuerdo a dónde. Y con esa premisa, la trama se desarrolla con una discución entre los dichos protagonistas, en la que el hermano defendía al movimiento estudiantil y la mozuela lo condenaba, o al menos lo sometía a las más "racionales" críticas; mientras tanto, se supone que afuera, en la plaza, se desenvuelve la abyecta represión.

Así, discutieron y discutieron, hasta que al final diéronse cuenta (o aceptaron) que toda la vida habían estado enamorados uno del otro, y terminaron entregándose a sus primitivos impulsos eróticos, para consumar el que tal vez sea el más gratuito e injustificado de los incestos que han sido dramatizados jamás en una obra de teatro (¿?). Así nada más, de buenas a primeras. El joven, después de la ardua jornada y con motivo de la herida que habían inflingido en la plaza, amaneció muerto, y seguramente sin presentar después el signo tanatológico de la eyaculación post mortem, pues, como se dijo, horas antes había derramado su sediciosa simiente en las reaccionarias entrañas de su amada. En resumen, la obra fue un ejemplo más de las posibilidades que ofrece el ejercicio de la actividad que aquéllos a quienes agrada usar eufemismos denominan onanismo psicológico.

Según he tratado de establecer, y siendo ése el propósito de este post, desde mi perspectiva las diversas prácticas a las que me he referido resultan por demás indignantes y ofensivas contra lo que realmente representa el movimiento estudiantil del '68 y la matanza del 2 de octubre. Un acontencimiento histórico de la importancia de la masacre estudiantil de Tlatelolco, no puede utilizarse como excusa o pretexto para efectuar actividades tan superficiales, para lucimientos personales, o para ostentarse ante los demás como una persona progresista, profunda, intensa, preocupada del entorno social, pacifista, políticamente correcta. Es una afrenta a la razón y al buen juicio, pero sobre todo, insisto, a los mártires del movimiento, a los héroes caídos y a sus deudos. Todo una movilización social, que en su momento tal vez no era consciente de la magnitud e impacto que tendría en la vida política del futuro del país, pero que seguramente estaba al tanto de la responsabilidad e importancia que implicaba, no se realizó para servir después como motivo de juego y ligerezas por parte de nuestros incultos jóvenes (y no tan jóvenes).

Vergüenza debería darles a esas personas relacionar sus intereses y afanes de protagonismo y pueblerina celebridad con un asunto tan serio y tan importante. Porque finalmente eso es lo que persiguen tales individuos: reconocimiento, fama, relaciones públicas, y a final de cuentas les importa poco el medio del cual se habrán de servir para lograr esos propósitos. No sé cómo recibirían los verdaderos mártires del movimiento, los que realmente lucharon en él, las actitudes a las que me he referido en este texto, pero me inclino a creer que seguramente las reprobarían, o ya, de plano, se reirían de ellas.

Precisamente por no caer en el mismo vicio que estoy criticando, de aprovecharme de la curiosidad que despiertan los acontecimientos del 2 de octubre del 68 en el mes en que se conmemoran, escribo este texto un mes después, si bien la inquietud de expresar la tesis que sostiene la tengo desde hace algún tiempo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Del conductismo al existencialismo en la novela de 1984







Por: Jorge García Díaz; en las siguientes publicaciones "CucoBucs"

Tipo de escrito: análisis literario desde el punto de vista filosófico.


Una persona no actúa sobre el mundo,

es el mundo el que actúa sobre ella.
B. F. Skinner


Una de las limitaciones de la libertad individual son los condicionamientos: el súper Yo, las manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de una filosofía pesimista; sin embargo, dichas limitaciones no se pueden excluir del interior y exterior del ser: la libertad no es absoluta. Los hombres toman primicia y conciencia de sus actos, y es a partir de Hegel que el hombre escribe su historia y manipula su entorno según sus intereses. El hombre desplaza a lo divino para darle lugar a su pensamiento terrenal y apropiarse del otro.
La novela de 1984 de George Orwell es una antiutopía que describe los Estados totalitarios que manipulan su entorno: desde los actos corporales hasta el pensamiento. Existe un partido único que hace propaganda, adoctrina e infunde el miedo con castigos ejemplares. 1984 diría Skinner: “la evolución de una cultura es, en efecto, un tipo de ejercicio gigantesco de auto-control”; es así como se presenta una dominación casi perfecta (se dice porque no lograron contener la conciencia). Lo importante para el Estado no es el pasado (destruye toda evidencia), es el presente y el futuro. Respecto a lo anterior comenta Skinner:

A los viejos tiempos se les llama los “buenos viejos tiempos”, cuando la dignidad innata del hombre y la importancia de los valores espirituales tenían su importancia, y como tal se les reconocía. Tales fragmentos de conducta, ya pasados de moda tienden a ser “desinteresados”, es decir, tienen el carácter de la conducta progresivamente inútil.[1]

Parece que el escritor de la India en su obra recurre a los temas que privilegiaban los existencialistas: la muerte, angustia por la existencia, insistencia y necesidad por la comunicación que en ocasiones es imposible, afirmación de una libertad íntima frente a un Estado opresor o de índole dictatorial. El Estado que presenta Orwell es una crítica al Estado totalitario de Lenin en Rusia, donde era muy difícil decir “yo sé quien soy”. El marxismo descuidó el propósito humano y por ende el creativo para darle primacía al hombre insertado en la economía. Sin embargo, el marxismo como filosofía fue un modelo de interpretación variable puesto que está hecho por el humano, encarnado y temporal, es por ello, que un Estado totalitario tarde o temprano sucumbirá porque con el tiempo se van presentando necesidades ordinarias y extraordinarias. Como diría Ortega y Gasset: el hombre es un mar de dudas porque es humano.
El protagonista de la novela es Winston Smith que trabaja en el Ministerio de la Verdad que se encarga de suprimir la historia de la humanidad, anterior al año de 1984, además que reescribe la Historia inventando héroes. Es de señalar los cuatro ministerios que controlan las vidas: 1. Ministerio del Amor: se ocupa de los castigos; 2. Ministerio de la Paz: se encarga de la guerra; 3. Ministerio de la Abundancia: encargado de la economía y que la gente viva con lo indispensable para sobrevivir; y, 4. Ministerio de la Verdad: dedicado a escribir la nueva Historia para que todo comentario del “Gran Hermano” coincida con la realidad.
¿Quién es el “Gran Hermano”? Es el suplente del político perfecto que se encarga de controlar y vigilar a la sociedad en calidad de Todopoderoso o de Dios, sin embargo, no actúa en contra de la prole porque ésta carece de intelecto, ya que está reducido a la categoría de animal. Es el que se encarga de conducir la conducta humana y a cuartar la libertad en todas sus expresiones; sin embargo, Jean Paul Sastre, representante del existencialismo, tiene una visión de la libertad optimista, donde se puede conseguir de una u otra manera, como la llegaron a tener Winston y Julia; y respecto a lo anterior Sartre nos dice:

El hombre […] vive con los otros hombres. Ello no quiere decir que conozcamos totalmente a los otros. Si los conociéramos con plena claridad se trasformarían en objetos, en cosas o en figuras matemáticas. Los demás se me dan, sin claridad, sin evidencia, como una transcendencia que no soy yo. Es necesario, sin embargo, afirmar la existencia de los demás para precisar mejor el sentido de la libertad.[2]

A pesar de que se niega todo pasado para edificar el presente y que en un futuro éste sea el pasado, Sartre dice que:

La libertad humana se establece por tres razones distintas y complementarias. El hombre es libre, en primer lugar, porque no está determinado por el pasado. Si el pasado ya no es, si el pasado es lo sobrepasado, no puede determinar mi presente. El hombre es libre, en segundo lugar, porque es existente. Con ello […] el hombre no tiene ninguna naturaleza, ninguna esencia predeterminada y que por lo tanto, es un ser que se elige a sí mismo: el hombre es lo que él mismo se hace. El hombre es por fin libre porque Dios no existe.[3]

Lo anterior, trae contrariedades con lo expresando en el libro de 1984, ya que la existencia refirma la libertad; el “Gran Hermano” quiere controlar o quiere ser un ser absoluto donde él mismo existe y a la vez se expresa, Winston es manipulado pero se vuelve consciente de su existencia, entonces los dos se legitiman porque se reconocen como existentes y no como meros objetos; no se puede cuartar la libertad porque ellos mismos no se niegan y están conscientes de su existencia. El hombre está en una constante formación y transformación.
La historia comienza cuando Winston toma conciencia de su vida en el Ministerio y se da cuanta de la farsa del gobierno (Gran Hermano), además de su enamoramiento repentino con una mujer llamada Julia que es rebelde al emprender, juntos, una resistencia a una sociedad que se vigila a sí misma. Ellos se dan cuenta de la herramienta para controlar a la sociedad de manera mecánica, este instrumento es del “doblepensar” que permite lavados de cerebro; el lenguaje, la inventiva, la psicología encaminados al control físico y mental de los individuos; y la educación totalitaria de la juventud; Winston y Julia tratan de derrocar al sistema con lo que más vigilaban: la intimidad y el libre pensamiento. La conciencia del personaje principal al plantearse a sí misma como un problema se encuentra con un ser distinto a ella; no hay conciencia sin objeto, no hay pensamiento, sentimiento o actitud mental alguna que no sea conciencia de algo.
Es de destacar la geografía que inventa Orwell donde divide al mundo en cuatro partes: Eurasia (comprende Europa y el norte de Asia), Eastacia (comprende Asia Central), Oceanía (comprende América, el sur de África y Oceanía) y Territorio en disputa (comprende el norte de África, Medio Oriente y el sur de Asia).
El sistema político presentado está encaminado a alinear al individuo, a hacerlo virtualmente incapaz de pensar por sí mismo. Es una sociedad cerrada sobre sí misma, que se presenta como perfecta. Sólo aislando las influencias externas se podrá realizar el ideal de Ingsoc. El exterior solo puede ser malo. Sólo el “Gran Hermano” y el partido único son capaces de ofrecer lo cosas buenas, necesarias y de gran valor. El territorio donde vive Winston (Oceanía) enfrenta una guerra exterior frente a dos enemigos identificables (un enemigo físico: Eurasia y Eastacia) y, además, enfrenta un enemigo interior que es Goldstein.
Para concluir, la muerte o fin de la vida, que para una persona de un Estado opresor viene siendo lo mejor que le puede pasar, Heidegger dice al respecto que es la última posibilidad del hombre (visión pesimista); y para Sartre es la radical imposibilidad (visión optimista), ya que expresa que la muerte es un hecho puro como el nacimiento, viene a nosotros desde afuera y nos trasforma por fuera.
La novela presenta un estado de teoría conductista cuando describe al sistema en conjunto, es decir, una máquina manipuladora capaz de controlar toda imaginación creadora que se diera en la individualidad de la especia humana, y presenta un estado existencial cuando se refiere a los protagonistas como individuos con conciencia capaces de destruir todo un sistema de enlace perfecto: el ser con/contra el mundo y viceversa.

[1] Skinner, B. F., Mas allá de la libertad y la dignidad, Editorial Fontanella, Barcelona, 1977, p. 262.
[2] Xirau, Ramón, Introducción a la historia de la filosofía, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2004, p. 467.
[3] Idem.

domingo, 12 de octubre de 2008

Fantasmas Constitucionales





A fin de ser coherente con lo propuesto por mis compañeros de éste blog, en cuanto a la diversidad en alcance, libertad y magnitud de lo que aquí se escriba, he decidido comenzar con la exposición de un tema inherente a mi formación como estudiante de derecho, es un honor para mí poder haber sido el primero en escribir, privilegio, que mis otros 3 compañeros me concedieron, por lo tanto no fallaré y seré contundente en esta como en cada una de mis intervenciones a través de este medio, sin mas limitación que la inherente a las instancias aun desconocidas por mi razón.



Existe una larga discusión y subsiste un punto de vista erróneo que incluso predomina entre los que se dicen ser "especialistas" o "conocedores" en materia de derecho constitucional, en cuanto a la notable existencia de un poder extraordinario que cuenta con facultades omnímodas y magnánimas para transformar el texto constitucional sin limitación alguna más que los límites de su imaginación le den, me refiero a el llamado, por los hasta ahora "conocedores", como "constituyente permanente".



Mis maestros de cátedra universitaria me inculcaron este dogma del derecho constitucional a partir de que a ellos mismos les fue dado, y todo originado de un argumento de autoridad desprovisto de comprobación dentro de la teoría constitucional. En descargo a su favor quiero decir que en algún momento mencionaron dubitativamente que el constituyente permanente tenía límites, pero la cuestión fundamental no radicaba en sus limitantes, si no que el punto se centra en su inexistencia.


La mayoría de los estudiosos de ese tema consideran que mediante el procedimiento descrito en el artículo 135 de la Constitución, es posible modificar cualquier parte de la constitución, sin importar el contenido, lo cual se debe según ellos, al hecho objetivo que en el texto constitucional no se establecen límites expresos que determinen los alcances de lo que que ellos denominan "poder constituyente permanente". La paternidad o la patente de este punto de vista, que incluso es el que predomina entre los ministros de la Suprema Corte, que por cierto ninguno es especialista en derecho constitucional, corresponde al tratadista y ex ministro presidente de la Corte Felipe Tena Ramírez, quién inventó esta expresión la cual es absurda e insostenible, aunque plenamente congruente y satisfactoria con su teoría constitucional anticientífica y formalista.



Ahora , es demostrable y verificable que los órganos legislativos que intervienen en el proceso de revisión constitucional, son órganos constituidos(Congreso de la Unión y las 31 Legislaturas de los Estados) , y por tanto no pueden figurar como un poder constituyente, pues estos actúan bajo un marco de competencias que es implícito a su naturaleza y por lo tanto no pueden modificar el orden en su escencia en el cual actúan. De tal manera que no conforman un poder constituyente ni otro órgano constituído. Sino simplemente se trata de un procedimiento en el cual la partícipación de los órganos constituidos esta señalada para llevarlo acabo reforma a la constitución.
Los límites a este procedimiento que por desgracia en nuestra constitución no fueron expresados, son las decisiones políticas fundamentales, lo que se traduce en la constitución escencia, las cuales no pueden ser obstruidas, condicionadas, alteradas,o modificadas por los órganos constituidos, entre otras razones por que ellos derivan de varias de ellas, como por ejemplo el Estado democrático, el régimen representativo, el régimen federal, la distribución de competencias, de tal manera que si se modificaran desaparecerían los fundamentos constitucionales en los que se funda el mismo procedimiento de revisión constitucional. Sería una paradoja que el punto que les da origen a los órganos constituídos y por el cual nacen a la vida jurídica, en el momento que ellos decidadan incluso abolirlos, éstos lo puedan llevar acabo la modificación a la norma escencia de la cual devienen, es ilógico.



El maestro Tena, funda su postura en el planteamiento de que el el constituyente originario, o sea el pueblo, ha desaparecido una vez que se promulgó la Constitución en 1917, y es sustituido por el constituyente permanente, y es a raíz de esta justificación dogmática que en su amparo se han realizado diversas modificaciones, reformas que bajo un control estricto de constitucionalidad resultarían anticonstitucionales, por haberse modificado contraviniendo la voluntad del constituyente (Único órgano provisto de soberanía para fijar un marco constitucional que contenga las decisiones político fundamentales de un pueblo) , lo que a todas luces se traduce en una equivocación gravísima derivada del la falta de conocimiento en cuanto a la ciencia constitucional hace por los operadores jurídicos que se dedican a asesorar y a fundamentarse en este fantasma constitucional como lo es el "constituyente permanente".



No me gustaría dejar pasar este tema sin tratar de aterrizar en la realidad este tópico constitucional, y que en atención a las personas que hagan una lectura acuciosa de este texto y no sean licenciados en derecho, me detendré a ejemplificar algunos de los alcances de esta creencia falsa.


Es de todos sabido que en los últimos meses nos hemos podido enterar a través de las intensas campañas de televisión por parte de "spots" presidenciales y del Partido Acción Nacional, que la postura del la administración actual del país es modificar el régimen de hidrocarburos en cuanto a la propiedad originaria de este tipo de riquezas del subsuelo por parte de su titular "la nación"; como podemos ver el primer intento de cambiar toda esta teleología constitucional de un pueblo, está encarnado en un proyecto de ley secundaria que pretende trasformar este régimen, esto es, iniciativas de ley que modifican la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y organismos subsidiarios (Iniciativa del Presidente de la República) y la Ley reglamentaria del Artículo 27 Constitucional (Iniciativa de la bancada Panista en el Senado), reformas que en concreto pretenden hacer ver en un inicio que solo se trata de una transformación en el tratamiento y transformación del crudo, pero que en verdad y ya sin máscaras, se trata de un preámbulo perverso para que posteriormente en cuanto el grupo de poder interesado en esas modificaciones tenga el control del Congreso de la Unión (mayoría en las próximas elecciones) a través del voto de las 2/3 partes de los miembros de dicho órgano colegiado, se pueda perpetrar sus objetivos modificando el régimen del artículo 27 Constitucional. Todo esto gracias a que un Ministro de la corte un día se le ocurrió justificar las reformas constitucionales del antiguo régimen político, incluso, al grado de lo ilimitado, puesto que se trataba del "poder constituyente permanente" investido para el de soberanía.


En base a lo expuesto, cualquiera de nosotros a priori puede mostrar su desaprobación por las intenciones del Gobierno de la República, en torno aun debate que gira a un supuesta modernización de la paraestatal petrolera, ya que lo expuesto en estas líneas, por el solo hecho de traducirse en una aversión al Estado constitucional de derecho, consistente en que los únicos sujetos autorizados para hacer tan fundamental cambio en la estructura del Estado Mexicano, son, ó bien un congreso constituyente "ah-doc" ó la consulta directa que se le haga al titular de la soberanía, que es el pueblo; situaciones ambas fundadas en la ciencia constitucional y que son maneras ortodoxas de para legitimar cambios a tan trascendentes objetivos como las reformas a las decisiones político fundamentales, pues al no darle voz a la participación ciudadana por medio de mecanismos directos de expresión democrática, en una cuestión que infiere su participación por antonomasia, estaríamos ante un Estado autocrático autoritario, en donde las decisiones de poder son concentradas, desprovisto todo ello de la voluntad popular soberana.


Quisiera concluir esta pequeña reflexión aduciendo, que todo estudio que se realice en el campo de las ciencias sociales debe ser siempre bien definido y separado del dogmatismo con el que por años se han enseñado estas ciencias en nuestro país, debemos avocarnos en un estudio serio y a apegado a lo científico social, pues ese será el camino para despojarnos de todas las creencias anticientíficas que por argumentos de autoridad se han difundido y tenido por verdaderas.






Presentación



Inquietud fundamental de todo profesionista, sobre todo si está en el ramo de las ciencias sociales y humanidades, debe ser la de la expresión de las ideas y concepciones que su propia actividad lo lleva a construir. Su experiencia y su visión de lo social en sus múltiples aspectos. Esa sola expresión, por modesta que pueda resultar, conduce indefectiblemente a ejercicios más complejos y de mayor importancia para la disciplina en la que se trabaja; es su origen y de ahí se justifica su importancia seminal.


Ésa es la inquietud que mueve a las personas que conforman este proyecto. Su pretensión no consiste en alcanzar grandes logros literarios, periodísticos, lúdicos, mucho menos científicos. Se búsca únicamente la expresión de ideas y puntos de vista, incluso el solo ejercicio lingüistico. Todo en torno a las ciencias sociales, o mejor dicho, a la entidad social, en todas sus manifestaciones aprehensibles, desde una perspectiva si bien no multidisciplinaria (empresa bastante ambiciosa), sí desde la óptica singular de distintas disciplinas humanísticas.


Así se presenta el proyecto, dos años después de que se concibió como una revista impresa con los propósitos ya indicados. Ante lo inviable de esa opción -y desconociendo entonces el formato en el que ahora nos presentamos-, se optó por la vía del blog, mucho más económica y práctica, y con un potencial de difusión enorme.


El blog se titula "El Canto del Zenzontle, ave de las 400 voces", pues éste será un espacio donde tendrán cabida las más diversas y variadas opiniones e ideas, sin más linea en común que la libre expresión y el rechazo a toda conformidad dogmática e irreflexiva. Así, las voces presentadas en este foro tomarán distintas formas, como disímiles son las melodías que provienen del pico de tan bella ave.


También habrá oportunidad de que cualquier persona interesada en participar en este foro de manera regular se incorpore al mismo, y de esa forma se enriquezca el espectro de posibilidades expresivas alcanzables. Por ahora, quienes colaboran son dos historiadores y dos abogados.


Aquí se presenta pues el proyecto, que esperamos sea el comienzo de una gran experiencia.